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Competitividad en Colombia: desafíos, recomendaciones y el rol del ciudadano

La competitividad, lejos de ser un tema reservado a los economistas, impacta significativamente en la vida cotidiana de los ciudadanos, influyendo en aspectos como la posibilidad de encontrar empleo de calidad o abastecerse de una canasta diversificada de bienes y servicios a precios razonables; los cuales dependen en gran medida de factores competitivos que favorecen el desarrollo económico y el incremento de bienestar de la población que habita un territorio.

Desde su origen en el latín "competere" (aspirar, luchar por un premio), el concepto ha evolucionado, siendo influenciado por factores económicos, sociales y tecnológicos. La concepción actual de competitividad puede remontarse a la economía clásica cuando Adam Smith y David Ricardo teorizaron sobre la ventaja absoluta y la ventaja comparativa de las naciones en el comercio mundial, indicando que está última correspondía principalmente a elementos distintivos como el clima y a la dotación de factores y recursos naturales, que hacían que producir un bien fuera más eficiente en un país que en otro.

Una mirada más moderna del concepto de competitividad fue aportada por Michael Porter en los 80's, quien definió el concepto de ventaja competitiva de la empresa como la capacidad que tiene para obtener y sostener una posición relevante en el mercado, mediante estrategias de diferenciación, focalización o eficiencia en costos; el cual luego extendió al alcance nacional; considerando elementos que van más allá de la dotación de factores, como las condiciones de la demanda, la complementariedad y sinergia de sectores afines; y la forma en que se crean, organizan y gestionan las empresas, en un ambiente de competencia interna.

Actualmente, las "notas ocultas" en la esencia de la competitividad son diversas, y si se quiere, de naturaleza compleja. Por ejemplo, para el Foro Económico Mundial (WEF), los pilares de la competitividad comprenden: un ambiente habilitador (instituciones, infraestructura, adopción de las TICs y estabilidad macroeconómica), madurez de los mercados (mercado de productos, mercado laboral, sistema financieros y tamaño del mercado), desarrollo del capital humano (salud y competencias) y ecosistemas de innovación funcionales (dinamismo de los negocios y capacidades de innovación).

En el caso colombiano, los datos macroeconómicos más recientes muestran un crecimiento de -0.3% del PIB para el tercer trimestre del 2023, explicado principalmente por la afectación de las actividades manufactureras, de construcción y el comercio; lo cual genera alarma y aviva la búsqueda de soluciones de fomento y crecimiento estructural; en últimas, intervenciones que mejoren la competitividad de la economía colombiana.

De acuerdo con el Anuario de Competitividad Mundial, publicado por Instituto para el Desarrollo Gerencial (IMD), Colombia ocupa en el 2023 el puesto número 58 entre los países más competitivos del mundo, descendiendo en el ranking 6 puntos, si se compara con los resultados del 2019, en el que ocupaba el puesto número 52. Asimismo, según la última medición disponible, realizada en el 2019, del Índice de Competitividad Global del WEF, Colombia ocupó el lugar 57 entre 141 países evaluados. Lo cual indica, que existe una amplia tarea para elevar la competitividad nacional, además de coincidencia en la evaluación realizada con instrumentos internacionales de la situación del país.

Según estos informes especializados, en el caso colombiano los principales desafíos se concentran en cerrar las brechas de productividad en la agricultura y la industria a través de la innovación, implementar estrategias para mejorar la resiliencia frente a los impactos climáticos, mejorar la eficacia de la inversión en ciencia, tecnología e innovación; ejecutar proyectos estratégicos que generen mayor impacto regional, controlar la presión inflacionaria, mejorar la eficiencia del gobierno, la eficiencia de los negocios, mejorar el desarrollo de infraestructura vial y energética; a lo cual se suma la preocupación de la OCDE por la alta tasa de informalidad laboral.

Una mirada desde el Consejo Privado de Competitividad de Colombia (CPC), una institución que analiza las brechas del país en su capacidad de crear ventajas competitivas, presenta recomendaciones importantes en 16 dimensiones de la competitividad, que van desde implementar un programa de evaluación y modificación de la regulación basado en la medición de costos y consolidar el Registro Social de Hogares como sistema para la asignación subsidios; para mejorar la eficiencia del estado; hasta acelerar el cumplimiento y mejorar la articulación de las políticas de desarrollo productivo del Sistema Nacional de Competitividad e Innovación (SNCI); pasando por áreas tan diversas como productividad agropecuaria, crecimiento verde, sistema pensional, justicia y seguridad, entre otros.

En el sector energético, las recomendaciones del CPC incluyen desarrollar una estrategia de abastecimiento de gas natural a precios competitivos, universalizar la cobertura del servicio de energía eléctrica, fortalecer las capacidades de planeación, ejecución de obras y regulación en el sector; avanzar en el proceso de digitalización de la red eléctrica, implementar la hoja de ruta para la adopción del hidrógeno, potenciar la estrategia nacional de sustitución de leña con fines energéticos, y avanzar en acciones complementarias para el desarrollo de la movilidad sostenible, entre otras.

Finalmente, ante la complejidad de factores que influyen en la competitividad de un país es fácil sentirse abrumado, y aunque muchos de ellos parecen alejarse del alcance directo de los ciudadanos, preguntarse cómo contribuir siendo individuo a la competitividad vale la pena. Una respuesta a esta pregunta puede incluir aspectos sin limitarse a ellos, como: educarse e invertir en el desarrollo de habilidades relevantes, adoptar un espíritu innovador y apoyar a emprendedores e industrias locales; fomentar y hacer uso de las tecnologías, participar activamente en la vida cívica, promover prácticas sostenibles, y actuar éticamente.

*Esta reflexión fue publicada el 01 de diciembre de 2023 en la sección de opinión de UdeA Noticias

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