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Ante todo no hagas daño

Ante todo no hagas daño (en inglés Do No Harm), el título del libro en que Henry Marsh, un reconocido neurocirujano inglés presenta las memorias de su práctica profesional, merece cuando menos dos calificativos: es honesto y leído sin contexto, baladí. En este, una suerte de anécdotas son recogidas con el propósito de presentar no solo la falibilidad del criterio y ejercicio médico, y las difíciles situaciones que enfrentan los profesionales de la salud, sino, una serie de dilemas éticos y decisiones tomadas; muestras perfectas de la fragilidad  humana.

En su libro Marsh con bastante franqueza habla abiertamente de temas tradicionalmente olvidados u ocultos tras el mérito, la competencia, la presión social y la esperanza. Píldoras contra la broncemia, que sin duda ofrecen lecciones para profesionales de todas las áreas. A continuación me permito realizar la descripción en una lista incompleta y poco exhaustiva de algunos de los temas tratados en el libro:

  • Errores médicos: el libro entero se encuentra lleno de casos, en los que el autor presenta como el exceso de confianza, la inexperiencia, la omisión consiente, el orgullo, sus emociones e incluso la decidía, generaron serios daños a sus pacientes, la mayoría irreversibles.
  • Gestión de la esperanza: más allá de la evidencia, la definición de conducta y la efectividad del tratamiento, el ejercicio de la medicina exige la responsabilidad de informar y ajustar las expectativas de los pacientes y sus familias. Con una dosis de realismo que implica incluso a veces eliminar la esperanza.
  • Egocentrismo y broncemia: otros de los temas recurrentes del libro se relacionan con la vanidad y el sentimiento de superioridad que embarga a algunos de los profesionales de la salud. Sin bien nuestro autor parece haber superado estas ideas, en las historias narradas presenta como no tener la empatía suficiente con sus pacientes o el exceso de confianza lo llevo a tomar las que considera malas decisiones.
  • Riesgo-efectividad del tratamiento: en todo momento los médicos deben brindar información suficiente y clara a los pacientes y a sus familias, y recomendar tratamientos en donde los beneficios superen los riesgos. Esta no es una responsabilidad menor, en muchos de los casos narrados, se muestra como el contenido, entusiasmo y momento elegido para comunicar esta información tuvo impacto en las decisiones de los pacientes.
  • Despersonalización del paciente: Marsh desprecia la despersonalización que hace el sistema de salud, los procedimientos estandarizados y los ritos de la profesión de los pacientes y sus familias. Todo el libro es una llamado de atención a la empatía.
  • Mercantilización de la práctica médica: al final de libro se hace referencia a como el ingreso individual percibido por los profesionales de la salud puede hacer que se recomienden a sus pacientes tratamientos que no requieren o que no presentan una relación favorable de riesgo-beneficio.

Bien podría decirse que Marsh en su libro presenta una contribución a la humanización de su profesión apoyando la desmitificando de la idea de la infalibilidad médica, a través del reconocimiento de inquietudes y fracasos propios, algo aún muy poco común en la búsqueda de la "humanización de la medicina". Sin embargo esta humanización, un eufemismo, no es otra cosa que la lucha contra el reflejo mismo de la condición humana, que tiene como propósito exacerbar en los profesionales clínicos sentimientos de empatía, indicando, que ser demasiado humanos, hace daño, y que por lo mismo, se debe aprender a esbozar la mejor sonrisa y a cargar un ánimo comprensivo en todo momento y lugar.

Por supuesto, en ningún caso pienso que fortalecer la capacidad en los profesionales de la salud para entender que el otro, que no es un otro, sino un paciente; alguien que por su condición física y el desconocimiento técnico se encuentra en un estado vulnerable, y que por lo mismo debe ser tratado  en todo momento con sumo cuidado y respeto; no sea importante. Por el contrario, es una actividad necesaria y un atributo deseable en cualquier sistema de salud.

No obstante, esta forma de des-humanización de la medicina (la conservación de solo lo bueno del ser humano durante el ejercicio de la profesión), tan exigente, olvida en muchas ocasiones la vulnerabilidad de los profesionales de la salud. En mi opinión, el gran aporte de Marsh en su libro es la visibilización de la figura de lo que puede anunciarse como el "médico en riesgo", un llamado silencioso pero potente a la preocupación por la salud mental del personal de la salud. Las historias narradas en primera persona por el autor revelan una vida llena de situaciones difíciles, serios dilemas éticos y la inexistencia de un límite claro entre la vida personal y profesional que constituyen un riesgo psicológico extremo; un llamado a la consciencia sobre el cuidado del cuidador que hay que tomarse en serio.

Dicho sea de paso, desde hace casi tres años asisto diariamente a una institución hospitalaria (a la fecha he trabajado en dos),  en las posiciones cómodas de la administración, esa sobre la que en tantas oportunidades llama la atención Marsh. Debo reconocer que este libro me permitió conocer de otra forma muchas de las situaciones que atraviesan los profesionales de la salud mientras otros nos ocupamos de evaluar políticas, flujos de caja, procesos y sistemas.

Este libro, y las reflexiones que genera, son sin duda, una buena manera de invitar también a cerrar las brechas, a veces tan abiertas, entre las políticas administrativas y la asistencia.


*Esta reflexión fue publicada originalmente el 25 de enero de 2018 en la sección de opinión de UdeA Noticias

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