Antonio Hoyos
Una aproximación a problemas complejos
viernes, 1 de diciembre de 2023
Competitividad en Colombia: desafíos, recomendaciones y el rol del ciudadano
martes, 6 de septiembre de 2022
Transición energética en Colombia: una realidad en progreso y qué hacer para acelerarla
viernes, 31 de diciembre de 2021
Época electoral: un llamado a la participación ciudadana
El desarrollo de la época electoral en Colombia no es muy distinto al que se vive en cualquier otro país del mundo. Imágenes infladas con visos mesiánicos, esperanzas desinfladas por escándalos y ánimos caldeados en todos los bandos, abundan y hastían hasta la saciedad; compitiendo por el favor de las masas convocadas para el ritual de la democracia; y a pesar de su naturaleza (o la nuestra), es el momento clave para el destino de las naciones.
Así, la víspera de cada periodo electoral convierte a las plazas públicas y los medios masivos de comunicación en el escenario de disputas variopintas. Las carpas del circo electoral se tienden, y los animadores (candidatos, bien o mal asesorados), comienzan a preparar sus espectáculos. El zoológico electoral, diverso e inclusivo (un gran punto a su favor, sin duda), nos ofrece discursos y acciones a la carta, especialmente diseñadas para el deleite de las mayorías.
La fórmula de argumentación es simple, oportunista y taquillera; se busca movilizar más que explicar, con relatos que apelan a los sentimientos más que a los datos y los hechos, postverdades; mientras que la verdad es irrelevante y molesta, sobre todo si lesiona, o amenaza con hacerlo, los intereses propios o de grupos allegados.
Los cálculos políticos abundan y se traducen en alianzas, coaliciones, avales, disputas, dádivas interesadas, denuncias, recusaciones, fakenews, cohechos, trampas y promesas falsas. Apelando a la par a la ambición y la ignorancia de las personas, buscando alcanzar los apoyos requeridos para ganar, en nombre propio o a través de otros, mientras se saca del paso a los competidores.
Se "explota" además, la imagen del candidato. Si hay orígenes humildes, se aprovechan; si hay algo de belleza o vitalidad, se exalta; y los títulos académicos y conferidos por la experiencia administrativa son por supuesto magnificados según convenga o inventados si así se requiere. No hay político feo sino mal asesorado o fondeado.
Pero por supuesto NO todo es malo. El escenario electoral ofrece a los ciudadanos la posibilidad de expresarse y mostrar su apoyo o descontento a las distintas corrientes políticas, y es precisamente el momento que permite la forma más visible de expresión ciudadana posible en una democracia. La participación política permite hacer parte de las decisiones relevantes del lugar en que se habita y las votaciones electorales son la primera oportunidad para hacerlo en cada ciclo de gobierno.
Adicionalmente, es la época electoral la que permite mayores cambios y mejoras en la administración pública, en particular, cuando confluyen los buenos candidatos y el ejercicio responsable del derecho al voto. Por más decepcionante que a veces parezcan, las elecciones son un lujo que no todos los países poseen y una oportunidad de participación que millones de personas en el mundo desconocen. De ahí la importancia de implicarse responsablemente en este ejercicio ciudadano.
Frente a semejante panorama, el escepticismo ciudadano es clave. La confianza que constituye el mayor activo social que puede tener una comunidad, en este caso se cuida con una duda metódica y responsable. Dudar de los discursos que posan de infalibles o apelan al odio, de las promesas demasiado buenas y de las hojas de vida impolutas es razonable. Apoyar sin olvidar la falibilidad del candidato y sin apasionamientos, también es inteligente; más aún, si el candidato posa de mesías con demasiada frecuencia.
La invitación es clara. Participemos de la época electoral de manera responsable. Valoremos la oportunidad de elegir y expresar. Cuestionemos las ideas, sobre todo las que más nos gustan, y sintámonos responsables de las decisiones que impactan el crecimiento del país y el bienestar de todos. Colombia es con usted, es conmigo, con su familia y con sus amigos. Vote responsablemente NO por un candidato, sino por usted, por sus seres queridos y por su país.
*Esta reflexión fue publicada el 03 de enero de 2022 en la sección de opinión de UdeA Noticias
martes, 16 de noviembre de 2021
Optimismo individual y aprendizaje colectivo en la pandemia del coronavirus
lunes, 10 de agosto de 2020
Sobre la consciencia de la fragilidad humana
viernes, 17 de abril de 2020
A propósito de las respuestas económicas a la crisis sanitaria por el coronavirus
*Esta reflexión fue publicada originalmente el 26 de marzo de 2020 en la sección de opinión de UdeA Noticias
jueves, 14 de noviembre de 2019
A propósito de los desafíos de la paz y el derecho a la esperanza
En un libro titulado "Derecho a la esperanza", que recopila ensayos y reflexiones del industrial antioqueño Nicanor Restrepo Santamaría junto con una breve semblanza de su vida, se puede leer la historia de los múltiples procesos de paz que entablaron los gobiernos de Colombia con los grupos armados que ha conocido el país, de los cuales Nicanor Restrepo fue siempre protagonista, algunas veces por encargos oficiales y otras por un activismo proactivo y constructivo ejercido como miembro de la sociedad civil. En sus textos, Nicanor muestra que los intentos de paz en el país no han estado nunca exentos de dificultades y amenazas.
Lo anterior, debe recordarnos, que los caminos de la paz no son serenos y nos exigen las cualidades más altas para lograr las transformaciones en la forma de relacionarnos y habitar con los otros el territorio que nos reúne. En la búsqueda de alcanzar, como diría Zuleta, la capacidad de vivir de manera constructiva el conflicto y la diferencia, para crear desarrollo y entendimiento en una sociedad hasta ahora esquizoide.
El derecho a la esperanza se traduce entonces, en la capacidad legítima e irreprochable que tenemos todos a aspirar y buscar vivir en un mundo mejor, que lejos de ser un paraíso de cucaña, podría ser un lugar donde todos caben, sin el afán normalizador de la sociedad industrial ni la indiferencia pragmática ante la fragilidad que ofrece la sociedad líquida. Tener derecho a la esperanza es saberse humano y usar la capacidad de transcender que nos brinda el pensamiento, para ir más allá del yo y las circunstancias.
Es por esto, que el momento actual ofrece, nuevamente, la posibilidad de reafirmar el compromiso con el fin del conflicto armado y con la construcción de las condiciones de paz en un país, que a pesar de las dificultades no pierde la alegría y la capacidad de reponerse, incluso, a las noches más oscuras. Sea este el momento, a invitarnos a discernir los hechos y a recordar, como diría Nicanor, el derecho a la esperanza del que gozamos todos.
*Esta reflexión fue publicada originalmente el 26 de septiembre de 2019 en la sección de opinión de UdeA Noticias
Competitividad en Colombia: desafíos, recomendaciones y el rol del ciudadano
La competitividad, lejos de ser un tema reservado a los economistas, impacta significativamente en la vida cotidiana de los ciudadanos, infl...
-
Medidas extremas (Al cruzar el límite, en España) es una película que presenta una situación éticamente reprochable. En la que se explora l...
-
La situación actual resultado de la pandemia del coronavirus, que nos obliga a mantener un estricto aislamiento preventivo, se presenta como...
-
La competitividad, lejos de ser un tema reservado a los economistas, impacta significativamente en la vida cotidiana de los ciudadanos, infl...